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  • Dr. Roman D. Ortiz is an expert in Latin American security and geopolitics. He has been a senior advisor to the Colom... moreedit
Since Vladimir Putin took office as Russia’s head of state in 2000, and accelerating following the 2014 invasion of Crimea, Moscow has created global, diverse, interlocking ecosystems of disinformation as part of its national security... more
Since Vladimir Putin took office as Russia’s head of state in 2000, and accelerating following the 2014 invasion of Crimea, Moscow has created global, diverse, interlocking ecosystems of disinformation as part of its national security apparatus. This was in part a response to Putin’s view of the collapse of the Soviet Union as a catastrophic event. For Russia to take its rightful place as a global power, it must reclaim its primacy over former Soviet states (which Russia defines as its “near abroad” where it has both the natural right and strategic necessity of maintaining primacy) and maintain a robust Russian presence in Latin America, viewed by Kremlin strategists as the key region of U.S. influence. 
This information operations (IOs) ecosystem, understood as “a set of institutions designed to influence the activities of diverse actors in the global information space” is active in Latin America today, where Moscow is attempting to counterbalance the paramount U.S. influence in the region by painting that country as exploitative and irredeemably extractionist in its outlook, and supportive of repressive regimes when it suits global U.S. hegemonic interests.  This is one front in Moscow’s permanent war with the West and part of a personal hunt by Putin to craft an axis of power that could oppose the U.S.-led Western liberal order, led by Russia.
Over the past decade, a period roughly coinciding with increasing Russian focus on absorbing Ukraine back into Russia’s ambit, the influence operations in Latin America have sharpened and broadened. In 2013, Moscow declared its relations with Latin America to be of “strategic” importance, and the following year, during which Russia illegally seized the Crimean Peninsula from Ukraine, Moscow started to greatly expand its information warfare efforts in Latin America.  On August 15, 2022—six months after Russia launched a full-scale invasion of Ukraine—President Putin noted the “historically strong, friendly, truly trusting ties” with Latin America. 
In the decade of 2013–2023, Russia created in Latin America a diversified, sophisticated information ecosystem that continues to allow Moscow to significantly shape Latin America’s information environment through persistent, multi-platform anti-U.S. and antidemocratic messaging. These IOs create an alternative reality that has taken hold much more broadly and deeply than is generally understood.  The information ecosystem targets multiple audiences across a broad ideological spectrum by leveraging Russia’s limited but influential alliances with Latin American – and non-Latin American allies such as Iran – to weaken U.S. influence, strengthen authoritarianism, and create the perception that Russia has a strong international network of allies, even in a region dominated by the United States.
El presente documento toma en consideración las principales organizaciones criminales activas en el Caribe, analiza las dimensiones económicas, sociales y armadas que les caracterizan y busca evaluar hasta qué punto y de qué forma... more
El presente documento toma en consideración las principales organizaciones criminales activas en el Caribe, analiza las dimensiones económicas, sociales y armadas que les caracterizan y busca evaluar hasta qué punto y de qué forma representan una amenaza existencial para los Estados de la región. Con este fin, el texto estudia los cárteles mexicanos, las maras centroamericanas, la banda de los trinitarios en República Dominicana, los posses en Jamaica, sus equivalentes en Trinidad y Tobago, así como las denominadas «megabandas» en Venezuela y las estructuras de narcotráfico que continúan operando en Colombia después del acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC. A partir de estos casos, se identifican una serie de factores que han contribuido a fortalecer estas organizaciones, incluyendo su explotación de extensos negocios ilegales, su control de segmentos de población y su capacidad para recurrir a la violencia y la corrupción como herramientas para debilitar las instituciones estatales. Como conclusión se contempla que la capacidad de estos grupos para competir con los gobiernos por el control del territorio y la población lo convierten en amenazas con un grave efecto político y estratégico.
This paper argues that even the best possible agreement with the FARC will not eliminate the necessity for the Colombian State to continue maintaining a strong security policy. Those who look at the present peace process as an... more
This paper argues that even the best possible agreement with the FARC will not eliminate the necessity for the Colombian State to continue maintaining a strong security policy. Those who look at the  present peace process as an opportunity to reduce the defense budget and transfer the savings to social projects forget two stubborn facts. First, Colombia is in a long-term effort to subdue a number of internal security threats and to affirm the control of the State over its national territory. Although this process achieved outstanding results in the previous decade, the task is not over yet. Second, the present size of Colombia’s military and police budgets is not excessive when one takes into account the size of the country and the magnitude of its challenges.  In other words,
Colombia’s so-called “peace dividend” might have to wait for some time, but that is the unavoidable price of keeping Colombia’s democracy secure in these turbulent times.
La Policía Nacional debe estar lista para desarrollar tareas que abarcan desde la contrainsurgencia, pasando por la lucha contra el crimen organizado, hasta la prevención del delito común y en general el mantenimiento del orden social.... more
La Policía Nacional debe estar lista para desarrollar tareas que abarcan desde la contrainsurgencia, pasando por la lucha contra el crimen organizado, hasta la prevención del delito común y en general el mantenimiento del orden social. Todo ello en contextos geográicos y sociales tan diversos que van de grandes ciudades a extensas áreas rurales despobladas. De cara al futuro, la Policía Nacional se verá obligada a mantener cierta capacidad para enfrentar las amenazas de actores armados irregulares de diversa índole. Pero simultáneamente, la progresiva paciicación del país, podría conducir a un escenario de posconlicto donde aparecerían problemas de bandidaje y criminalidad rural, así como nuevos fenómenos de crimen urbano. En consecuencia, parece imprescindible
concebir una fuerza de policía polivalente, dotada de una sustancial capacidad de adaptación que le permita ajustarse con facilidad a un escenario cambiante sin por ello poner en riesgo su identidad.
La primera cuestión que se plantea al inicio de este trabajo es porque realizar un análisis de una crisis relativamente secundaria en la historia latinoamericana. Lo cierto es que una serie de rasgos del periodo de tensión entre Perú y... more
La primera cuestión que se plantea al inicio de este trabajo es porque realizar un análisis de una crisis relativamente secundaria en la historia latinoamericana. Lo cierto es que una serie de rasgos del periodo de tensión entre Perú y Ecuador de 1859 lo hacen un caso de estudio suficientemente significativo para reclamar cierta atención. Para empezar, la diada formada por Quito y Lima es relevante y estable en términos de rivalidad estratégica. De hecho, su relación conflictiva tiene ejemplos comparables en el conjunto del continente como para que, en términos históricos, el sistema estratégico de la región se pudiese reducir a un conjunto de diadas conflictivas entrecruzadas. Por otra parte el patrón de conflicto que se desarrolló durante esta crisis presenta de forma extrema una serie de rasgos que tienden a repetirse en un gran número de escenarios  a lo largo de la historia de América Latina. Entre estas características, cabe reseñar que el proceso de tensión tiene su origen en un diferendo fronterizo. Además, durante la crisis, los objetivos y los medios empleados por los actores son limitados. Asimismo, ambos actores sufren elevados niveles de inestabilidad interna. Por último, el desenlace de la crisis termina siendo indefinido lo que da lugar nuevos periodos de tensión posteriores. Teniendo en cuenta estas similitudes con otras crisis, el escenario de 1859 merece la pena ser contemplado en detalle.
Uno de los principales problemas de los analistas de la seguridad internacional es disponer de herramientas teóricas operativas, es decir, de contar con una panoplia de recursos conceptuales con la que abordar la valoración de un... more
Uno de los principales problemas de los analistas de la seguridad internacional es disponer de herramientas teóricas operativas, es decir, de contar con una panoplia de recursos conceptuales con la que abordar la valoración de un escenario concreto. El problema se torna particularmente agudo cuando se trata del estudio de las crisis internacionales. Este tipo de fenómenos exige un análisis práctico cuyo valor se extiende más allá de lo académico, para tener un impacto sobre la elaboración de políticas destinadas a hacer frente a estas situaciones de tensión. En consecuencia, se hace imprescindible proporcionar a políticos, diplomáticos y militares -los gestores prácticos de las crisis- un conjunto de instrumentos teóricos que les permitan comprender el desarrollo de estos fenómenos para influir en su desenlace. Con este fin, el presente estudio trata de integrar distintos conceptos teóricos en un modelo que permita capturar los determinantes de un escenario de crisis y los patrones de comportamiento de los actores durante el proceso.
This article analyzes the penetration of Russia and the People's Republic of China (PRC) in the Latin American arms market, paying special attention to the causes that allowed both countries to increase their sales in the period 2007-2016... more
This article analyzes the penetration of Russia and the People's Republic of China (PRC) in the Latin American arms market, paying special attention to the causes that allowed both countries to increase their sales in the period 2007-2016 as well as the factors that limited the number of recipient countries and the type of equipment delivered. It also analyzed the collapse of military exports from Moscow and Beijing to Latin America during the last five years. Based on this trajectory and the effects of the war in Ukraine, it is concluded that the prospects for the Russian and Chinese defense industries are markedly different. While Moscow could see its presence in the Latin American market disappear irreversibly, Beijing is likely to take advantage of several factors to increase its sales to the region in the coming years. This increase in arms transfers from the PRC to Latin America could have a substantial impact on the hemispheric geopolitical balances. To this end, the analysis of the evolution of the Latin American defense market, as well as Russian and Chinese military exports, has been based on information on arms transfers from the database of the Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI).
Frecuentemente, el rumbo más o menos fijo de la estrategia exterior brasileña ha sido achacado al peso de la burocracia tanto de las fuerzas armadas como de Itamaraty, la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores del país amazónico. No... more
Frecuentemente, el rumbo más o menos fijo de la estrategia exterior brasileña ha sido achacado al peso de la burocracia tanto de las fuerzas armadas como de Itamaraty, la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores del país amazónico. No obstante, sin pretender menospreciar la influencia de diplomáticos y militares, lo cierto es que se debería relativizar el peso de estos, especialmente si se tiene en cuenta que la progresiva consolidación de la democracia brasileña ha incluido el fortalecimiento del control del liderazgo político sobre las palancas claves del Estado para proyectarse hacia el exterior, la diplomacia y las fuerzas armadas. En otras palabras, desde dos orillas ideológicas distintas, Bolsonaro y Lula han disfrutado de la capacidad para moldear la acción exterior de Brasil de acuerdo a sus preferencias políticas. Por consiguiente, los factores permanentes que marcan la estrategia exterior brasileña deberían buscarse a un nivel más estructural, en una serie de variables geopolíticas que condicionan las decisiones gubernamentales y una serie de visiones compartidas por las elites del país que, al menos en parte, trascienden las divisiones partidarias de la política doméstica. En este sentido, la clave descansa en la contradicción entre la aspiración compartida por las cúpulas políticas brasileñas de ver convertido a su país en una gran potencia y las limitaciones estratégicas que dificultan estas ambiciones. Esta asimetría entre fines y medios se materializa en una serie de puntos débiles que han condicionado la acción exterior brasileña en el pasado y prometen seguir haciéndolo en el futuro. La evolución la posición estratégica brasileña tras el estallido de la guerra en Ucrania es el resultado de cómo se gestiona esta contradicción en el nuevo contexto internacional creado por el conflicto europeo.
Latin America has been fertile ground for irregular warfare since its independence from the Spanish monarchy in the early 19th century. With few inter-state wars, the military history of the region has been dominated by conflicts between... more
Latin America has been fertile ground for irregular warfare since its independence from the Spanish monarchy in the early 19th century. With few inter-state wars, the military history of the region has been dominated by conflicts between governments and irregular adversaries. The motivation, shape, and tactical range of these actors—from bandits and insurgents to vigilantes and drug traffickers—have been extremely diverse, but all of them shared the view of the “state” as the enemy and the use of unconventional meansto defeat it.
The evolution of insurgency and violence in Latin America can be traced through a set of waves of violence resulting from clashes between governments and irregular groups. Whether profit-driven criminals or politically motivated rebels, the key strategic fault lines fueling conflict in Latin America have always run between government and anti-state forces.
This chapter analyzes the evolution of irregular threats in Latin America, describing the context in which non-state violent actors emerge and operate. It will discuss the differing motivations and military capabilities of the various groups, focusing on El Salvador’s Farabundo Marti Liberation Front (FMLN), Peru’s Shining Path, the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC), the United Self-Defense Forces of Colombia, and Mexico’s Los Zetas. The chapter also touches on the activities of Islamist terrorist organizations in Latin America, specifically Hezbollah and the Islamic State.
El calificativo de “caso de éxito” en política de seguridad suele ser peligroso. Se convierte en un argumento para eludir un análisis riguroso de la estrategia implementada y un pretexto para abandonar cualquier preocupación por el... more
El calificativo de “caso de éxito” en política de seguridad suele ser peligroso. Se convierte en un argumento para eludir un análisis riguroso de la estrategia implementada y un pretexto para abandonar cualquier preocupación por el futuro. La historia militar está llena de ejemplos de cómo la complacencia por lo logrado se convierte en antesala del desastre. Basta con recordar cómo los repetidos éxitos bélicos israelíes contra los Estados árabes animaron a Jerusalén a lanzarse a una intervención en Líbano en 1982 que no cumplió sus objetivos y se convirtió en una dilatada guerra de desgaste hasta la completa retirada del Ejército hebreo de su vecino del norte. Algo parecido se puede afirmar de la campaña estadounidense contra la insurgencia islamista en Iraq. Entre 2007 y 2008, la exitosa ofensiva que recibió la denominación de “Surge” generó un exceso de confianza que sirvió para alimentar la idea de una rápida retirada de las tropas norteamericanas. El resultado fue una salida prematura de EE.UU. en 2011 que creó un vacío estratégico cuya inevitable consecuencia fue el estallido de una guerra civil, la práctica desmembración del Estado iraquí y el ascenso del grupo terrorista “Estado Islámico”.
El modelo de seguridad colombiano también se enfrenta a los riesgos del éxito. Cuando el escenario se compara con la situación del país desde hace quince años caben pocas dudas de que la estrategia implementada por el Estado colombiano para enfrentar violencia y narcotráfico fue un éxito. En el 2000, los miembros de los grupos armados –guerrillas, paramilitares, etc. – sumaban 33.500 integrantes, la superficie de cultivos ilícitos llegaba a 163.000 hectáreas y la tasa de homicidios se situaba en 70 por cada 100.000 habitantes. En 2014 el número de ilegales se había reducido a unos 11.500, la superficie de coca se situaba en 65.699 hectáreas y la tasa de homicidios había disminuido hasta 24,5. Sin embargo, los cimientos de la recuperación de la seguridad comienzan a presentar grietas. La decisión de la administración Santos de suspender las aspersiones aéreas de cultivos ilícitos ya ha conducido a un incremento de los campos de coca que, con seguridad, conducirá a un aumento del narcotráfico.
Paralelamente, los presupuestos de defensa presentan una tendencia a la expansión de los gastos de personal –salarios y pensiones – mientras se reduce la inversión lo que pondrá en riesgo la modernización de las Fuerzas Militares. Finalmente, las actuales negociaciones con las FARC parecen dirigirse hacia la firma de un cese el fuego que otorgará a la guerrilla una serie de zonas de concentración por tiempo indefinido – el gobierno ha ofrecido cerca de veinticinco - lo que podría derivar en la ruptura del control territorial del Estado y la emergencia de una serie de focos de narcotráfico
Since the end of the Second World War, the logic of security in Latin America has been marked by the confrontation between the States of the region and what could be described broadly as Violent Non-State Actors. This is a category that... more
Since the end of the Second World War, the logic of security in Latin America has been marked by the confrontation between the States of the region and what could be described broadly as Violent Non-State Actors. This is a category that covers groups of various kinds such as terrorist organizations, guerrillas, militias and criminal gangs who use violence to capture resources and gain influence over population and territory. In this context, the traditional academic analysis of these various violent groups of different condition was based on the definition of a set of rigid conceptual boundaries that set several separate categories. The first division was the one that separated the groups that exercised violence with criminal purposes from those who did that for political reasons. Thus, on one side were the drug cartels and criminal gangs and on the other the armed organizations serving the revolution or the counterrevolution. Afterwards, a second division was established between those who resorted to arms for political reasons: the ones condemned as terrorists and those who were given a more benign name - guerrillas. This, because apparently they had more popular support or their cause seemed more just.
However, these conceptual divisions between criminals or insurgents and guerrillas or terrorists face a more complex and ambiguous reality. Historically, cases of social banditry abound in the region and the frequency with which the line between insurgency and crime has been crossed in scenarios such as the Mexican Revolution reveals the weakness of the barrier between political and criminal violence. Similarly, the armed groups that emerged in the region have combined terrorist operations, guerrilla campaigns and urban insurrections in a sufficiently fluid manner so that it has been  difficult to pigeonhole them into one or another category.
Colombia’s force structure and counterinsurgency doctrine have largely been shaped by the military’s tactical and operational interaction with a host of insurgent groups that have come into existence and, to an appreciable degree, thrived... more
Colombia’s force structure and counterinsurgency doctrine have largely been shaped by the military’s tactical and operational interaction with a host of insurgent groups that have come into existence and, to an appreciable degree, thrived over the past six decades. With this in mind, the present chapter analyzes the evolution of Colombian counterinsurgency over the past sixty years. First, a quick look is given to the military response to the outburst of sectarian violence that shook the country during the 1950s, followed by a second section that highlights the long-term consequences of a peculiar civil-military relations doctrine instituted toward the 1960s. A third section reviews the rise of modern insurgent movements across the country during the 1970s and 1980s. This is followed by a look into the changes in the civil-military relations in the early 1990s and its impact on the counterinsurgency strategy. Fifth, the military’s broad reforms to confront the security crisis in the late 1990s are analyzed. Subsequently, the Democratic Security Policy implemented by the Uribe administration is described. Finally, the innovations brought by the “Sword of Honor” Plan (Plan Espada de Honor) developed under Juan Manuel Santos presidency are analyzed in some detail.
Foreign Affairs recently marked the sixtieth anniversary of the publication of “The Sources of Soviet Conduct”, the article that became the theoretical underpinning of US strategy against the Soviet Union. The article grew to mythic... more
Foreign Affairs recently marked the sixtieth anniversary of the publication of “The Sources of Soviet Conduct”, the article that became the theoretical underpinning of US strategy against the Soviet Union. The article grew to mythic stature, due in part to the anonymity of its author, later revealed to be Moscow-based diplomat George Kennan, and in part to the rather mysterious way Kennan came to see the light with regard to US-Soviet relations. Beyond the anecdotes surrounding its origins and its specific focus on Soviet foreign policy, the article’s legacy lies in its attempt to overcome policy confusion when confronting an emerging power that lacks conventional foreign policy goals and does not behave in expected ways. 
After nearly a decade of uneasy coexistence with the Bolivarian regime of President Hugo Chavez, Colombia has yet to produce an intellectual effort like Kennan’s to try to understand the international behavior of its richest and most important neighbor. This doesn’t mean to compare Russia under Stalin with Venezuela under Chavez; in fact, it would be difficult to imagine two scenarios more different than those of post-World War II Europe and Latin America in the first decade of the twenty-first century. Nevertheless, Kennan’s writing teaches us that countries faced with the emergence of a state determined to effect radical change of the international status quo must develop new foreign policy strategies based on careful review of the new actor’s motivations and objectives. In this context, two questions immediately come to mind: How is the Bolivarian regime different from other governments that have tried to influence Latin America’s political orientation? And what does this mean for Colombian-Venezuelan relations?
Tradicionalmente, América Latina fue percibida como un islote estratégico, un escenario donde las reglas del juego de la seguridad internacional no aplicaban o lo hacían una de forma peculiar. Tal fue el caso durante la Guerra Fría cuando... more
Tradicionalmente, América Latina fue percibida como un islote estratégico, un escenario donde las reglas del juego de la seguridad internacional no aplicaban o lo hacían una de forma peculiar. Tal fue el caso durante la Guerra Fría cuando la confrontación Este-Oeste tomo la forma de una oleada de violencia política protagonizada por grupos guerrilleros y terroristas cuyo comportamiento estratégico respondía a la inspiración del Bloque Socialista mezclada con lógicas propias de los países latinoamericanos donde operaban. En cualquier caso, este aislamiento que permitía a algunos analistas sostener la “peculiaridad estratégica” de  la región parece definitivamente algo del pasado. Como un efecto más de la globalización, hoy la seguridad del continente presenta una imagen más homogénea con el resto del escenario internacional. En un mundo donde los flujos de personas y mercancías ya no encuentran barreras infranqueables, los gobiernos latinoamericanos se enfrentan a amenazas con semejanzas crecientes a las confrontadas por sus equivalentes en Europa o Extremo Oriente.  América Latina ha dejado de ser diferente.
Este cambio de la posición estratégica latinoamericana es clave para entender como está afectando a la seguridad de la región el ascenso global del terrorismo islamista. Tradicionalmente, América Latina vivió de espaldas a la problemática de seguridad de Oriente Medio y la mayor parte de los gobiernos de la región mantuvo posturas estrictamente retóricas sobre la confrontación entre árabes e israelíes. Sin embargo, las reverberaciones de la crisis de Oriente Medio comenzaron a llegar a la región con fuerza creciente a partir de los años 80. De hecho, durante este periodo, regímenes radicales como el de Muammar al Gadaffi en Libia y grupos armados como Al Fatah establecieron lazos con gobiernos y movimientos de orientación izquierdista en la región (Kopilow, 1984). Tal fue el caso con el apoyo político y militar ofrecido por el gobierno de Trípoli a Nicaragua bajo el sandinismo. Lo mismo se puede decir de las estrechas relaciones establecidas entre los distintos grupos terroristas palestinos y la guerrilla salvadoreña del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN). En cualquier caso, las dimensiones del desafió estratégico planteado por la globalización del conflicto de Oriente Medio solo se hicieron visibles en América Latina a partir de la década de los 90. De hecho, los ataques terroristas ejecutados por Hezbollah contra la embajada israelí en Buenos Aires (1992) y  la sede de la Asociación Mutual Israelí – Argentina (AMIA) en la misma ciudad (1994) sirvieron de demostración palpable de hasta qué punto América Latina podía llegar a convertirse en un campo de batalla  de las guerras de Oriente Medio.
Las dificultades para evaluar la capacidad de resistencia de los grupos armados colombianos y las expectativas de evolución del conflicto cobran una importancia máxima cuando se trata de vislumbrar las posibilidades de alcanzar alguna... more
Las dificultades para evaluar la capacidad de resistencia de los grupos armados colombianos y las expectativas de evolución del conflicto cobran una importancia máxima cuando se trata de vislumbrar las posibilidades de alcanzar alguna clase de solución negociada con las FARC. Desde esta perspectiva, resulta clave identificar cuál ha sido la debilidad analítica que más ha alimentado las estimaciones erradas sobre la solidez de la guerrilla y sus posibilidades de perpetuarse en el ejercicio de la violencia.
En este sentido, parece claro que uno de los factores claves que ha contribuido a obtener una imagen sesgada del escenario estratégico colombiano ha sido la tendencia de muchos académicos a ignorar los factores militares y como estos condicionan las posibilidades estratégicas y las expectativas del futuro de los actores. Una inclinación que parece difícil de justificar desde un punto de vista científico cuando se trata de analizar un conflicto de naturaleza bélica.
Por esta razón, este texto se divide en tres secciones. Para empezar, se abordan algunos rasgos particularmente relevantes del funcionamiento de las FARC como organización terrorista. A continuación, se evalúa el impacto de la campaña militar del Estado colombiano sobre esos rasgos específicos de la organización. Finalmente, se examina el futuro de las FARC a la luz de los efectos que ha generado el mencionado desgaste militar.
Después de la crisis que enfrentó a Bogotá con Quito y Caracas en marzo de 2008, el gobierno venezolano y muchos simpatizantes del régimen bolivariano pusieron de moda señalar a Colombia como “el Israel de América Latina”. Con este... more
Después de la crisis que enfrentó a Bogotá con Quito y Caracas en marzo de 2008, el gobierno venezolano y muchos simpatizantes del régimen bolivariano pusieron de moda señalar a  Colombia como “el Israel de América Latina”.  Con este calificativo, se pretendía hacer una comparación tan fácil como inexacta entre las incursiones desarrolladas por el Estado hebreo para destruir bases terroristas en los países árabes y el ataque de las Fuerzas Militares colombianas contra un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano que condujo a la muerte del número dos de la organización Raul Reyes y dio paso una espiral de tensión regional. Desde luego, el paralelismo estaba cargado de intencionalidad política. Bautizar a Colombia como una versión latinoamericana de Israel cumplía la doble función de culparle de agredir a sus vecinos y colocarle en la posición de paria dentro del concierto de las naciones latinoamericanas. Ciertamente, ninguna de las dos acusaciones se ajustaba a la realidad. La operación contra el campamento de Reyes fue un golpe quirúrgico contra un enclave permanente de un grupo terrorista situado a 1,8 km. de la frontera entre los dos países donde resultaba difícil que el gobierno ecuatoriano pudiese alegar que estaba ejerciendo soberanía y control efectivo de su territorio. De igual forma, las actitudes de la mayoría de los Estados latinoamericanos frente a la acción colombiana fueron menos hostiles y monolíticas de lo esperado por Venezuela y Ecuador. Los gobiernos de la región mostraron su disgusto por el incidente y rechazaron la acción colombiana durante los debates en la OEA; pero evitaron una condena frontal del gobierno de Bogotá. 

Con semejante desenlace de la crisis de marzo de 2008, resulta difícil mantener la comparación de una Colombia que recurrió excepcionalmente a una operación extraterritorial contra una organización terrorista con un Israel que debe mantener una dura postura militar para confrontar una coalición de grupos armados y Estados que amenaza su supervivencia. De hecho, si de comparaciones se trata, sería más apropiado buscar similitudes entre el escenario que confronta Colombia en America Latina y la situación a la que se enfrenta Turquía en Oriente Medio. Sin duda, el paralelismo puede resultar exótico y como cualquier comparación implica un grado de inexactitud y simplificación. Pero lo cierto es que la semejanza entre las posiciones estratégicas de ambos países se sustenta tanto en el incremento de las señales que apuntan a la emergencia de factores en el escenario latinoamericano parecidos a los que han convertido el entorno estratégico de Turquía en un espacio particularmente inestable como a las semejanzas de los retos y las oportunidades encarados por Ankara y Bogotá a finales de la década de 2010.
Cuatro décadas después de su nacimiento a mediados de los años 60, la guerrilla continúa siendo un actor clave en el escenario estratégico colombiano. Ciertamente, esta enorme longevidad de los grupos armados ha venido acompañada de una... more
Cuatro décadas después de su nacimiento a mediados de los años 60, la guerrilla continúa siendo un actor clave en el escenario estratégico colombiano. Ciertamente, esta enorme longevidad de los grupos armados ha venido acompañada de una paulatina transformación de su composición y naturaleza. De hecho, tras ser responsables de buena parte de la violencia política sufrida por el país durante los años 70 y 80, el M-19A y el EPL firmaron la paz con el Estado y se disolvieron. Por su parte, el ELN fue incapaz de consolidar su crecimiento y se deslizó en una lenta, pero imparable decadencia. A su vez, las FARC salieron de la marginalidad donde parecían sumidas en los años 60 y 70 para lanzarse a un acelerado proceso de modernización que les convirtió en la principal amenaza para la estabilidad institucional de la república.
Simultáneamente, el comportamiento político-militar de los grupos también cambió. Ideológicamente, las guerrillas colombianas no pudieron escapar de la crisis desatada por la caída del Muro y terminaron por relegar el marxismo a la categoría de herramienta analítica mientras trataban de llenar su programa político de una mezcolanza de ideas populistas, nacionalistas y antiglobalización. Además, los insurgentes se enriquecieron de manera exponencial haciendo uso de prácticas criminales que habían ensayado desde su misma fundación; pero ahora en un entorno que ofrecía mayores oportunidades de parasitar actividades económicas lícitas e ilícitas. Finalmente, el desempeño bélico de las organizaciones ilegales se sofisticó en virtud de un creciente acceso a mercados clandestinos de armamento y asesoramiento militar. De este modo, el dilatado conflicto armado en Colombia puede ser visto como un largo ejercicio de adaptación de las distintas organizaciones guerrilleras a los cambios en el escenario estratégico nacional e internacional. Un esfuerzo de ajuste cuyo grado de éxito determinó que organizaciones armadas se veían abocadas a su disolución, cuales quedaban condenadas a estancarse y cuales podían rentabilizar las oportunidades estratégicas ofrecidas por el escenario y lanzarse a un proceso de expansión. En este sentido, la evolución del movimiento guerrillero puede ser visto como una historia de éxitos y fracasos estratégicos basados en la ruta político-militar escogida por cada grupo armado.
A series of factors combined to allow FARC to consolidate itself as a key strategic actor capable of establishing a solid predominant presence over substantial segments of Colombian territory and put the survival of democracy in this... more
A series of factors combined to allow FARC to consolidate itself as a key strategic actor capable of establishing a solid predominant presence over substantial segments of Colombian territory and put the survival of democracy in this Andean republic at risk. The rugged geography and the vast dimensions of the Colombian territory offered insurgents favorable spaces to build their military and financial infrastructure, safe from the pressure from state security forces. At the same time, a lack of continuity in national security policies in Bogotá facilitated the expansion of FARC. In fact, the organization took advantage of the periods of negotiation with the government, -such as that promoted by the administration of Belisario Betancur in the mid-1980s-  to accumulate resources that allowed the organization to better resist periods of intense military pressure, such as that during the Gaviria administration at the beginning of the 1990s.  Likewise, FARC benefited from the existence of a security environment that forced the State to disperse its resources to confront a long list of national security threats ranging from other guerrilla groups to drug cartels and the emerging paramilitary groups.  In the midst of such a complex environment, Colombian authorities initially gave FARC only marginal attention, whilst concentrating on confronting other threats at the time perceived as more urgent.  This strategic conduct by the State provided the organization headed by Pedro Antonio Marín, “Manuel Marulanda” or “Tirofijo” with the opportunity to grow without facing strong opposition. Lastly, the decision by the guerrilla movement to become involved in drug trafficking played a key role in its expansion, not only due to the enormous volume of resources placed in the hands of the organization but because it allowed the armed group to gain influence over peasant sectors dedicated to the production of narcotics and to come into contact with international networks involved in illegal drug trade, weapons contraband and money laundering.
The advantages taken by FARC from the opportunities created by lack of continuity in Colombian security policies and by its involvement in drug trafficking were only possible thanks to the organization’s capacity to adapt to the changes in the strategic environment and to introduce modifications in its repertoire of political and military actions. That is, FARC survival and expansion were possible thanks to its notable capacity for learning. From a certain standpoint, it might seem strange that an organization created in the mid-1960s could develop sufficient learning capacity to survive and grow in such a different environment as the globalized world of the 1990s. To explain this evolution, it is necessary to examine a series of characteristics of the organization that combined with the evolution of the Colombian and international strategic environment allowed the growth of the group’s innovative potential.
Si hubiera que definir una única variable clave para explicar la evolución de las relaciones civiles-militares en Colombia, sin duda, está sería la perenne fragilidad que ha caracterizado al aparato estatal de la república andina. La... more
Si hubiera que definir una única variable clave para explicar la evolución de las relaciones civiles-militares en Colombia, sin duda, está sería la perenne fragilidad que ha caracterizado al aparato estatal de la república andina. La debilidad institucional del Estado colombiano y su falta de implantación en grandes áreas del territorio nacional sumergieron al país andino en permanentes problemas de inestabilidad que inevitablemente determinaron las misiones de sus fuerzas armadas obligándolas a asumir un papel clave en el mantenimiento de la seguridad interior. Pero al mismo tiempo, como parte de un aparato estatal aquejado de enormes carencias políticas y financieras, el Ejército colombiano tuvo que asumir su protagonismo en la defensa del orden público lastrado por  una crónica escasez de recursos, condicionado por el faccionalismo propio de muchas etapas de la vida política del país y con una legitimidad siempre en cuestión. En este sentido, la difícil desarrollo del Estado colombiano condicionó la posición institucional de las fuerzas armadas de la república en un doble sentido marcando tanto la tarea que debían abordar como  la entidad de la herramienta militar para llevarla a cabo. Insertos en un proceso de construcción estatal incompleta, el Ejército del país andino quedó caracterizado como una fuerza débil orientada de forma casi exclusiva al desarrollo de cometidos de seguridad interior.
As with any other type of organization, the strategic path of terrorist and guerrilla groups is conditioned to its effectiveness in the reception and management of human resources. To begin with, the social and demographic profile of the... more
As with any other type of organization, the strategic path of terrorist and guerrilla groups is conditioned to its effectiveness in the reception and management of human resources. To begin with, the social and demographic profile of the armed militants determines the pattern of political-military action of the organization, the social sectors against which the violence is deployed and the ultimate ends of the struggle. Furthermore, the group’s operational capabilities depend directly on the political and military training received by militants. Finally, in time, the rebel’s survival options and success opportunities are a result of the movement’s chances of enlarging its recruitment niches and of improving formulas for the insertion of new militants in the operational dynamic of the insurgent organization. In other words, the human factor determines the shape assumed by political violence in a given scenario.
This principle is perfectly applied to the case of the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC). It is impossible to understand the longevity of this guerrilla group before the transformation of its strategic scenario and the increase of its financial and military power, without taking into account the change in its militants’ profile as well as the modification of recruitment and training mechanisms. However, it is also necessary to consider changes in the nature of FARC’s human resources to understand its organizational weakness’ and the strategic obstacles which the group has been unable to overcome. Consequently, an adjusted view of the evolution prospects of Colombian insurgency requires an analysis of its human component.
The intellectual and legal tradition in Latin America that makes a categorical distinction between politically motivated and common everyday criminality is a long one. This has been one of the obstacles to confronting organized crime in... more
The intellectual and legal tradition in Latin America that makes a categorical distinction between politically motivated and common everyday criminality is a long one. This has been one of the obstacles to confronting organized crime in the region in an efficacious manner. This chapter argues that the line that separates criminal organizations from insurgent groups, or terrorists, is increasingly tenuous, confused, and irrelevant for the purposes of internal security. The chapter is divided into four sections. In the first part, the theories from which the recommendation to distinguish the rebel from the criminal is derived are summarized and the limitations of this proposal to the understanding of Latin American reality are demonstrated. In part two, evidence is offered on the progressive participation of Latin American insurgent movements in criminal activities and on the inevitable politicization of drug-trafficking organizations. In the third section, the impossibility of designing domestic security strategies without moving beyond this dichotomy is discussed. Finally, a brief list of the persistent obstacles to a correct understanding of organized crime in Latin America concludes the chapter.
La posición estratégica de los estados siempre se construye sobre la base de una combinación de capacidades y percepciones. Un nivel de realidad y otro de apariencia que siempre son distintos y en ocasiones se contradicen. La historia... more
La posición estratégica de los estados siempre se construye sobre la base de una combinación de capacidades y percepciones. Un nivel de realidad y otro de apariencia que siempre son distintos y en ocasiones se contradicen. La historia está llena de episodios donde los cambios en el potencial real de los Estados y las percepciones sobre ellos han evolucionado a un ritmo distinto hasta terminar ajustándose de forma abrupta. Durante la segunda mitad del siglo XIX, el proceso de modernización del Imperio Japonés no impidió que las grandes potencias consideraran a Tokio un actor secundario en el concierto internacional hasta su aplastante victoria sobre Rusia en 1905. A la inversa, a lo largo del periodo entreguerras, Italia fue vista por sus vecinos europeos como una gran potencia con lo que ganó una influencia internacional superior a sus limitadas capacidades reales como se puso de relieve durante la Segunda Guerra Mundial. De igual forma, durante los años 70, las potencias occidentales percibieron a Irán como el pilar de estabilidad del Golfo y el garante del suministro de crudo a los mercados internacionales hasta que el súbito derrocamiento del Sha dejó atónitas a las cancillerías de todo el mundo.
Este tipo de contradicciones entre percepción y realidad en la posición de un actor estratégico resulta particularmente relevante a la hora de juzgar como ha cambiado el lugar del Estado colombiano en la región andina durante las dos últimas décadas. Con la fama de país violento e inestable asentada sobre la experiencia de la confrontación civil bautizada como “La Violencia” (1947-1953), la imagen de Colombia como el “enfermo” de la región andina se acrecentó a partir de los años 80 cuando se hizo visible la eclosión del narcotráfico y la expansión de los distintos grupos armados ilegales activos en el país. Esta percepción se agudizó a medida que la década de los 90 exigía al gobierno de Bogotá librar una serie de batallas contra amenazas críticas a su seguridad como las encarnadas por narcotraficantes, guerrilleros y paramilitares. Este encadenamiento de crisis resultaba especialmente chocante en el contexto de una región que parecía disfrutar de unos crecientes niveles de estabilidad. Venezuela, Ecuador, Bolivia y Perú parecían democracias crecientemente asentadas con economías en crecimiento merced a los programas de liberalización en marcha.
A mediados de la década de 2000, la realidad parece en curso de transformarse de forma casi mágica. El Estado colombiano ha ganado una solidez sustancial, visible en el fortalecimiento de su aparato de seguridad. Desde luego, esto no quiere decir que los problemas de inestabilidad interior hayan tocado a su fin o que nuevas crisis semejantes a las sufridas en los 90 estén descartadas; pero el riesgo de un colapso de las instituciones está definitivamente alejado y el Estado mantiene la iniciativa estratégica en su confrontación contra los grupos armados ilegales. Paralelamente, la situación del resto de los países de la región se ha deteriorado rápidamente. Tanto las instituciones democráticas como los programas económicos liberales son cuestionados cuando no sencillamente desmantelados mientras la violencia política y el narcotráfico tienen nuevas oportunidades en Venezuela, Ecuador, Bolivia o Perú. Sin embargo, esta mutación de la situación estratégica colombina solo parece ser percibida en parte y Colombia sigue siendo vista más como un foco de crisis y menos como un puntal de estabilidad. Sobre la base de estas tendencias, parece conveniente examinar cuales son la combinación de fortalezas y debilidades que condujeron al Estado colombiano a la crisis de la pasada década y luego permitieron su paulatina recuperación en los pasados años.
Los civiles son la piedra angular de cualquier conflicto en el que un gobierno se enfrenta a una organización insurgente. Varios factores colocan a la población no combatiente en esta posición central. Un conflicto insurgente debe ser... more
Los civiles son la piedra angular de cualquier conflicto en el que un gobierno se enfrenta a una organización insurgente. Varios factores colocan a la población no combatiente en esta posición central. Un conflicto insurgente debe ser entendido como una guerra total en la medida en que se desarrolla como un enfrentamiento societal, en el que un cierto grupo ideológico invierte todos los recursos a su disposición para demoler un determinado orden y destruir el poder de aquellos sectores sociales que lo hegemonizan. En consecuencia, el fin último de una campaña insurgente no es simplemente el derrocamiento de un gobierno sino más bien la destrucción de una estructura social. Algo que necesariamente obliga a los terroristas a ampliar el rango de sus blancos potenciales más allá del reducido círculo de las autoridades políticas y las fuerzas de seguridad hasta alcanzar a la práctica totalidad de la población. Además, dentro de esta dinámica bélica, el objetivo prioritario de los insurgentes es destruir al Estado adversario y construir una autoridad estatal paralela a su servicio. Para alcanzar esta meta, resulta imprescindible deslegitimar a las autoridades demostrando su incapacidad para proteger a los civiles, presionar a la opinión pública para que fuerce al gobierno a ceder a las exigencias más coyunturales de los rebeldes y afirmar el control sobre la población para engrosar la base social del nuevo poder insurgente. Todas estas tareas implican el desarrollo de acciones militares específicamente orientadas a atacar blancos civiles. Finalmente, la posición central de los civiles dentro de un conflicto insurgente también está determinada por el papel logístico y táctico que están llamados a cumplir dentro de la estrategia rebelde. Para guerrilleros y terroristas, el entorno social donde operan es su fuente principal de recursos humanos y financieros. Los insurgentes explotan en su beneficio a la población a través de una variada gama de recursos que van desde la extorsión hasta el secuestro o el robo. Pero además, el medio civil cumple una función táctica clave en la medida en que proporciona a los terroristas canales de comunicación para mover sus recursos militares y sus mensajes políticos, así como un entorno donde encontrar cobertura y obtener apoyos de diverso tipo.
En términos generales, la decisión de una organización política de ensayar una estrategia violenta como medio para impulsar su agenda de reivindicaciones es un producto de la dinámica interna del mencionado grupo modulada en mayor o menor... more
En términos generales, la decisión de una organización política de ensayar una estrategia violenta como medio para impulsar su agenda de reivindicaciones es un producto de la dinámica interna del mencionado grupo modulada en mayor o menor grado por los rasgos del escenario político-social donde actúa. En consecuencia, se puede afirmar que una formación política opta por la lucha armada en función de dos tipos de variables. Por un lado, una serie de factores relativos al orden interno de la organización que determinan su preferencia por unas u otras opciones estratégicas. Por otra parte, un conjunto de elementos contextuales que influyen en las decisiones del grupo incentivando o desincentivando la elección de determinados cursos de acción. Entre el primer haz de factores, aquel relativo funcionamiento interno de la organización, se debe mencionar la orientación ideológica del colectivo de militantes, sus expectativas políticas o su grado de disciplina interna. Por lo que se refiere a las cuestiones relativas al contexto en el que un grupo opta por la violencia es indispensable tomar en consideración la mayor o menor rigidez del sistema político donde este opera, la rentabilidad política que puede reportar el empleo de la fuerza en una determinada coyuntura y el nivel de presión desplegado por el Estado contra la disidencia pacífica o armada.
Según el Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI), a finales de los años 90 permanecían activos veintisiete conflictos armados (SIPRI, 1998: 17-21). De ellos, solamente dos podían ser calificados como... more
Según el Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI), a finales de los años 90 permanecían activos veintisiete conflictos armados (SIPRI, 1998: 17-21).  De ellos, solamente dos podían ser calificados como inter-estatales, es decir, que oponían a dos gobiernos soberanos. De estas excepciones, una era el enfrentamiento Etiopía-Eritrea, en el que Addis Abbeba se enfrentaba a su antigua provincia de Asmara, independizada pocos años antes. En consecuencia, los combates entre etíopes y eritreos eran hasta cierto punto la continuación de una guerra de secesión. El otro era el viejo conflicto indo-paquistaní por el control de Cachemira. Desde luego, este enfrentamiento se daba entre Estados independientes por el control de un territorio. Pero los choques de los ejércitos paquistaní e hindú se combinaban con las acciones guerrilleras del movimiento musulmán secesionista de Cachemira. Desde esta perspectiva, no se puede negar que los conflictos civiles se han convertido en uno de los principales factores de inestabilidad en el escenario estratégico del nuevo siglo. Son las guerras más numerosas, las que cuestan más vidas y las que reclaman más esfuerzos internacionales para su resolución. Esta tendencia suscita al menos dos preguntas clave. Por un lado, ¿cuáles son las causas que subyacen detrás de esta eclosión de luchas civiles? Y por otro, ¿cómo funcionan este tipo de conflictos?
La primera cuestión que necesita ser resuelta es como definir el fenómeno de la guerra civil. Con este concepto sucede lo mismo que con otros términos de uso común: se usan con gran familiaridad, pero resultan difíciles de acotar. De hecho, es muy complejo determinar cuándo un enfrentamiento interno alcanza el nivel de guerra. Desde luego, existe una cuestión de dimensiones. Sólo a partir de una cierta cantidad de víctimas y daños materiales se puede hablar de conflicto bélico. Así, por ejemplo, el citado SIPRI establece el mínimo de un millar de pérdidas humanas para poder hablar de guerra. Pero, además de los puros números, también es necesario introducir otros ingredientes para confirmar la existencia de un conflicto bélico interno. De hecho, existen fenómenos generalizados de violencia común o caos político que no pueden ser considerados guerras en sentido estricto. Así, por ejemplo, después de cerrar sus respectivos conflictos civiles, países como El Salvador, Nicaragua o Guatemala han sufrido un aumento abrumador de la criminalidad. Sin embargo, este crecimiento de la inseguridad pública no puede ser entendido como una continuación de las antiguas guerras civiles. La extensión de la delincuencia puede verse como un síntoma de descomposición social, pero no como un enfrentamiento bélico interno. De hecho, una guerra civil es un enfrentamiento entre grupos organizados que compiten por el poder dentro de un Estado. La lucha puede plantearse por el control de un territorio que se quiere independizar o para cambiar la cúpula gubernamental, pero resulta incuestionable que una guerra interna es una querella por el reparto de poder
Chinese plans to penetrate the Argentine defense sector have been damaged by a broader concern with political influence. The calculation that economic weight can easily be transformed into political influence—a key principle in the... more
Chinese plans to penetrate the Argentine defense sector have been damaged by a broader concern with political influence. The calculation that economic weight can easily be transformed into political influence—a key principle in the Chinese approach to the relations with the Global South—has turned out to be much less straightforward than expected. Governments in Africa, Latin America, or the Middle East usually welcome foreign investment as long as it is not tied to political demands, and drag their feet or even openly oppose interference in sensitive sectors unless they come from a country perceived as politically friendly.
This is also the case for Argentina: Even if its dire economic situation has made Buenos Aires increasingly dependent on Chinese financial support, the center-right government of President Macri ensured that Chinese loans and investments remained divorced from defense. The difference in policy witnessed under the administrations of Cristina Fernandez and Alberto Fernandez had less to do with the effectiveness of Beijing’s economic pressures than with the ideological preferences of the leftist faction of the Peronist party, which saw China as a valuable ally in its crusade to weaken the United States’ traditional links with Argentina’s armed forces. If the historical trend holds and ideological preferences of the occupant of Casa Rosada are important in predicting the shape of Argentina-China relations, Beijing should not be optimistic going into the November election. Massa is well connected in Washington and has publicly rejected the establishment of a Chinese base in Ushuaia. His competitor Milei has publicly committed to cutting ties with the Chinese regime. Argentina may be a good test case for Xi Jinping and his advisers to understand that, sometimes, money is not enough.
Warmer relations between AMLO and Beijing could create a security conundrum for the U.S.
Analizar el terrorismo de extrema derecha encierra un sustancial reto conceptual que, por obvio, no deja de ser complejo: definir qué tipo de fenómenos debemos incluir dentro de esta categoría. El desafío es doble. Por un lado, se trata... more
Analizar el terrorismo de extrema derecha encierra un sustancial reto conceptual que, por obvio, no deja de ser complejo: definir qué tipo de fenómenos debemos incluir dentro de esta categoría. El desafío es doble. Por un lado, se trata de definir “extrema derecha” teniendo en cuenta que se trata de un concepto considerablemente difuso que ha sido víctima de un enorme sobreuso y dentro del que se han incluido realidades muy distintas, desde grupos reaccionarios racistas como el Ku Klux Klan en EE. UU. hasta organizaciones revolucionarias ultranacionalistas como el Ustaša – Hrvatski Revolucionarni Pokret (Movimiento Revolucionario Croata Ustacha).
Por otra parte, muchos grupos violentos normalmente considerados de extrema derecha han combinado el terrorismo con otras formas de violencia política. La Organisation Armée Secrète (Organización del Ejército Secreto, OAS) combinó terrorismo, violencia organizada de masas y episodios de guerra de guerrillas en su campaña para evitar que Francia otorgase la independencia a Argelia. Por su parte, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) operaron como un ejército ilegal que combinó acciones guerrilleras y el empleo sistemático del terrorismo. Paralelamente, bandas como Blood and Honor en el Reino Unido o los Proud Boys en EE. UU. han sido acusados con frecuencia de ser organizaciones terroristas cuando en realidad la inmensa mayoría de sus acciones violentas merecerían el calificativo de violencia organizada de masas. Esta diversidad de tácticas ha generado confusión y ha hecho que, con frecuencia, se califique como terrorismo a cualquier forma de violencia cometida por la extrema derecha.
This article examines the security challenges facing Latin America and the Caribbean, finding multiple, significant, and potentially reinforcing sources of instability in the region, including serious security challenges in Mexico,... more
This article examines the security challenges facing Latin America and the Caribbean, finding multiple, significant, and potentially reinforcing sources of instability in the region, including serious security challenges in Mexico, Central America, the Caribbean, Colombia, Venezuela, and other South American states.  The work offers concrete recommendations for U.S. policymakers in four areas to meet those challenges.
Research Interests:
After several weeks of dialogue, on November 12, 2016, representatives of the Colombian government and the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC) announced a long list of changes to the initial version of the peace accord for the... more
After several weeks of dialogue, on November 12, 2016, representatives of the Colombian government and the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC) announced a long list of changes to the initial version of the peace accord for the demobilization of the longest-standing insurgency in Latin America. With this new document, the parties sought to reach agreement on an alternative to the first version of the accord rejected by the majority of Colombian citizens who voted in the plebiscite held on October 2, 2016. It remains to be seen whether this new compromise will serve to widen the consensus surrounding the peace process and clear the route toward the dissolution of the insurgency or, rather, open the door to a new phase of political polarization and keep Colombia trapped on shaky ground created by the failure to keep the promise to end the armed conflict
Después de varias semanas de conversaciones, el 12 de noviembre de 2016, los representantes del gobierno colombiano y Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) difundieron en La Habana una larga lista de cambios a la redacción... more
Después de varias semanas de conversaciones, el 12 de noviembre de 2016, los representantes del gobierno colombiano y Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) difundieron en La Habana una larga lista de cambios a la redacción inicial del acuerdo de paz para la desmobilización de la guerrilla más antigua de Latinoamérica. Con este nuevo documento, las partes buscaban ofrecer un texto alternativo a la primera versión del pacto rechazada por la mayoría de los ciudadanos colombianos que votaron en el plebiscito del 2 de octubre de 2016. En cualquier caso, está por verse si este nuevo compromiso sirve de base para ampliar el consenso sobre el proceso de paz y desbloquear la hoja de ruta que conduzca a la disolución de la guerrilla o, si por el contrario, solo abre la puerta a una nueva etapa de polarización política y mantiene a Colombia atrapada en el inestable territorio creado por el incumplimiento de la promesa de terminar la confrontación armada
The peace agreement achieved between the Colombian government and the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC) sets the conditions for a ceasefire in the long-running insurgency and for the group’s eventual disarmament and... more
The peace agreement achieved between the Colombian government and the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC) sets the conditions for a ceasefire in the long-running insurgency and for the group’s eventual disarmament and demobilization. Even as the agreement suggests hope for peace, however, it also raises the specter of a volatile transition period and casts doubt on Colombia’s security environment if a final deal is ever implemented. Yet whether good or bad, a signed peace deal between the government of President Juan Manuel Santos and the FARC looks increasingly probable, and is sure to radically transform the Andean nation.
On March 30, 2016, the Colombian government announced that it had begun formal negotiations over disarmament with the National Liberation Army (ELN), the country’s second-largest armed group. The start of official talks with the ELN gave... more
On March 30, 2016, the Colombian government announced that it had begun formal negotiations over disarmament with the National Liberation Army (ELN), the country’s second-largest armed group. The start of official talks with the ELN gave new impetus to the government’s peace efforts, which had stalled after three and a half years of inconclusive talks with the country’s main guerrilla group, the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC). Yet there is reason to remain cautious. The written framework for the negotiation with the ELN refers only to broad subject areas such as “Democracy for Peace” or “Reforms for Peace.” It does not specifically address the demobilization of the armed group.
El concepto de “guerra híbrida” resulta resbaladizo. De acuerdo con Frank G. Hoffman, este tipo de conflictos “incorporan un abanico de distintas formas de guerra, incluyendo capacidades convencionales, tácticas y formaciones irregulares,... more
El concepto de “guerra híbrida” resulta resbaladizo. De acuerdo con Frank G. Hoffman, este tipo de conflictos “incorporan un abanico de distintas formas de guerra, incluyendo capacidades convencionales, tácticas y formaciones irregulares, actos terroristas que comprenden coerción y violencia indiscriminada y desorden criminal”. Resulta difícil discutir la creciente naturaleza híbrida de los conflictos en América Latina. De hecho, la región ha visto cómo estructuras criminales y organizaciones terroristas han tendido a converger tanto en formas de actuar como en vínculos organizativos. Así, los carteles mexicanos han incorporado a su repertorio táctico acciones de terrorismo y guerra de guerrillas, al tiempo que han ampliado su capacidad para asumir funciones paraestatales -justicia, servicios sociales, etc.- entre sectores sociales marginados. Por su parte, los grupos armados de orientación política han sido capaces de sobrevivir solamente si se han podido conectarse a economías ilícitas como el narcotráfico o la minería ilegal
For nearly ten years the Colombian government has systematically debriefed men and women who have left the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC) and other violent extremist organizations. Today, the Colombian government maintains... more
For nearly ten years the Colombian government has systematically debriefed men and women who have left the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC) and other violent extremist organizations. Today, the Colombian government maintains a database of more than 15,000 digitized interview transcripts—the largest of its kind in the world. With the proper enhancements and analysis, the database can provide critical insights into topics such as extremist recruitment, motivation, information operations, intelligence activities, leadership, and tactical and operational adaptation and innovation. Although Colombia's political violence is unique in many respects, further research using the database contributes to our understanding of the dynamics of insurgency in other regions. Ultimately, this research could enhance efforts to prevent recruitment into, and encourage current members to exit from violent non-state groups, such as gangs, terrorist groups, militias, and drug trafficking organizations.
Tres años después de su llegada al poder, el experimento político encabezado por el presidente Hugo Chávez y su revolución bolivariana presenta síntomas de agotamiento. En el frente político, la marcha masiva opositora del pasado 23 de... more
Tres años después de su llegada al poder, el experimento político encabezado por el presidente Hugo Chávez y su revolución bolivariana presenta síntomas de agotamiento. En el frente político, la marcha masiva opositora del pasado 23 de enero ha puesto de manifiesto un aumento de la contestación antigubernamental. Al mismo tiempo, las magnitudes macroeconómicas apuntan a la posibilidad de una crisis fiscal y una quiebra del tipo de cambio que podrían tener consecuencias demoledoras sobre el nivel de vida de los venezolanos. Finalmente, en el frente externo, las filtraciones sobre los vínculos de sectores del gobierno venezolano y la guerrilla colombiana hacen poco por mejorar las ya deterioradas relaciones de Caracas con Bogotá y Washington. Este panorama tan poco halagüeño para el presidente Hugo Chávez suscita dos interrogantes: ¿cómo se ha llegado a este escenario de crisis? y, sobre todo, ¿cuál puede ser el desenlace de la presente crisis?
This article analyzes the adaptation of the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC) to the post-Cold War strategic scene. In this process of change the Colombian guerrilla organization has broken away from the traditional behavior... more
This article analyzes the adaptation of the Revolutionary Armed Forces of Colombia (FARC) to the post-Cold War strategic scene. In this process of change the Colombian guerrilla organization has broken away from the traditional behavior patterns of Latin American armed groups in four key ways. First, the FARC has reduced the rigidity of its ideology in order to make its political message more attractive. Second, it has made a great effort to boost its military potential. Third, it has established independent channels of funding and arms supply. Finally, the Colombian rebels have developed a very decentralized organic structure that nevertheless maintains a sufficient degree of cohesion. These innovations have made the FARC a new model of insurgency that has managed to corner the Bogota government and destabilize a significant part of the Andean region.
A veces, los líderes políticos y militares se comportan como si la historia se pudiera repetir, imitando las estrategias que dieron resultado frente a antiguos conflictos a la espera de que también funcionen con los nuevos. Algo así está... more
A veces, los líderes políticos y militares se comportan como si la historia se pudiera repetir, imitando las estrategias que dieron resultado frente a antiguos conflictos a la espera de que también funcionen con los nuevos. Algo así está pasando en el enfrentamiento civil que arrasa Colombia desde hace décadas. Sus principales protagonistas, gobierno y guerrilla, parecen igualmente hipnotizados por el ejemplo histórico de la guerra interna de El Salvador durante los año 80. Por distintos motivos, unos y otros están tozudamente dispuestos a imitar la trayectoria de conflicto y negociación que condujo a la pacificación de la república centroamericana. Pero ambos lados parecen ignorar las enormes diferencias que separan el caso salvadoreño del colombiano. Estrategias similares en escenarios tan dispares pueden conducir a resultados bien distintos: paz en El Salvador, desintegración en Colombia.
La evolución del escenario estratégico en el Cono Sur está marcada por los procesos de democratización, las limitaciones de la inversión en el sector de defensa por los procesos de ajuste de las finanzas públicas, y los cambios en el... more
La evolución del escenario estratégico en el Cono Sur está marcada por los procesos de democratización, las limitaciones de la inversión en el sector de defensa por los procesos de ajuste de las finanzas públicas, y los cambios en el contexto regional e internacional (fin de la Guerra Fría y reducción de las tensiones y conflictos fronterizos entre estos Estados). Como resultado de estas variables, se perfila una región más integrada en términos de seguridad y más activa en las iniciativas internacionales de mantenimiento de la paz
A través de un detallado análisis de las raíces históricas del contencioso fronterizo entre Ecuador y Perú, el autor enmarca la dimensión y las potencialidades del “Acuerdo Global y Definitivo de Paz”, firmado en octubre de 1998. Si... more
A través de un detallado análisis de las raíces históricas del contencioso
fronterizo entre Ecuador y Perú, el autor enmarca la dimensión y las
potencialidades del “Acuerdo Global y Definitivo de Paz”, firmado en
octubre de 1998. Si bien se logró una distensión efectiva del conflicto,
todavía queda por recorrer el difícil camino de la reconversión de las
estructuras políticas y militares que le dieron sustento por más de un siglo.
La reforma de las fuerzas armadas y el más decidido fomento a una
cultura de paz serán cruciales para la consolidación de los acuerdos
alcanzados. En este sentido, la consolidación de la paz puede depender de
que, en ambos países, se establezca un consenso entre las principales
fuerzas políticas para asumir los acuerdos como una política de Estado.
Un manto de optimismo parece haber cubierto Colombia. Los contactos entre la nueva administración conservadora del presidente Andrés Pastrana y los principales grupos guerrilleros del país- las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia... more
Un manto de optimismo parece haber cubierto Colombia. Los contactos entre la nueva administración conservadora del presidente Andrés Pastrana y los principales grupos guerrilleros del país- las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN)- han abierto expectativas de negociación en la larga guerra civil del país andino. Aun así, la fluidez de estos primeros encuentros no debería llevar a una percepción engañosa sobre las posibilidades de terminar con la violencia. El conflicto colombiano parece instalado en una dinámica autosostenida que limita las posibilidades para avanzar hacia un acuerdo de paz definitivo. Los bandos enfrentados- fuerzas armadas, guerrilleros y paramilitares- están divididos internamente en sectores con objetivos distintos. Además, la violencia ha superado a sus iniciales promotores para instalarse en la sociedad como mecanismo rutinario para dirimir tensiones políticas o sociales. Como resultado, la guerra tiende a multiplicarse en una batalla entre un creciente número de grupos autónomos o semiautónomos con sus respectivas agendas de intereses. En este contexto, se hace extremadamente complejo encontrar una salida política al conflicto ante las dificultades para ingeniar un acuerdo aceptable para todas las partes enfrentadas. Es la consecuencia última de lo que se puede definir como un proceso de descentralización de la violencia. Una tendencia que, más allá de Colombia, se ha apoderado de muchos de los conflictos civiles de la Posguerra Fría para convertirlos en laberintos irresolubles.
En contraste con la década anterior, los presupuestos de defensa de los países latinoamericanos han crecido significativamente en los últimos años. Esto tiene un fuerte impacto en los equilibrios estratégicos de la región. El autor... more
En contraste con la década anterior, los presupuestos de defensa de los
países latinoamericanos han crecido significativamente en los últimos
años. Esto tiene un fuerte impacto en los equilibrios estratégicos de la
región. El autor identifica tres efectos como rasgos determinantes de las
estructuras de defensa latinoamericanas: el “efecto residuo” (tendencia a
sobrevivir de viejos planteamientos de seguridad, basados en la
competencia y la rivalidad), el “efecto compensación” (tendencia de las
autoridades civiles a otorgar una amplia autonomía a las fuerzas armadas)
y el “efecto dominó” (basado en el esfuerzo por mantener unos supuestos
equilibrios regionales). La combinación de estos tres efectos está en la
base de una reedición de la carrera armamentística, manteniendo una
cultura estratégica que frena los procesos de integración económica y
bloquea las posibilidades de la región.
Hay pocas cosas que llevan a la opinión pública española a ocuparse de la política exterior, pero el pasado 20 de diciembre sucedió una de ellas. El presidente Donald Trump firmó una declaración reconociendo la soberanía marroquí sobre... more
Hay pocas cosas que llevan a la opinión pública española a ocuparse de la política exterior, pero el pasado 20 de diciembre sucedió una de ellas. El presidente Donald Trump firmó una declaración reconociendo la soberanía marroquí sobre el Sahara Occidental, dando un espaldarazo decisivo a los esfuerzos de Rabat por anexionarse el territorio. Muchos no tardaron en rasgarse las vestiduras acusando a EE.UU. de ignorar a España en un área de su mayor interés. Nadie se acordó entonces que los últimos dos gobiernos socialistas han hecho algo semejante con Washington: priorizar intereses menores propios a costa de las prioridades estratégicas de un aliado. Esa ha sido la historia de las administraciones de José Luis Rodríguez Zapatero y Pedro Sánchez con la Venezuela chavista con la que han mantenido activos vínculos mientras ignoraban los movimientos de Washington para aislar a un gobierno responsable de aniquilar las instituciones democráticas de su país, cometer gruesas violaciones de los derechos humanos y construir un entramado criminal global.
Tras la debacle de Afganistán, resulta imprescindible reevaluar el modelo de cooperación que EE.UU. y sus aliados europeos estan desarrollando con sus socios en Oriente Medio, África y América Latina. Este "paper" analiza una serie de... more
Tras la debacle de Afganistán, resulta imprescindible reevaluar el modelo de cooperación que EE.UU. y sus aliados europeos estan desarrollando con sus socios en Oriente Medio, África y América Latina. Este "paper" analiza una serie de fallos claves de los actuales programas de asistencia de seguridad y trata de explicar porque, en ciertas ocasiones, los esfuerzos para apoyar la construcción de aparatos militares efectivos han sido más efectivos cuando se han orientado hacia minorias etnicas como los insurgentes kurdos en lugar de estados fragiles o colapsados.
The recent warnings from politicians and academics about the re-emergence of Latin American military power as a threat to democracy are based on the expansion of armed missions in spheres such as the fight against drug trafficking and... more
The recent warnings from politicians and academics about the re-emergence of Latin American military power as a threat to democracy are based on the expansion of armed missions in spheres such as the fight against drug trafficking and their role in crises such as the one that befell Bolivia. These concerns do not however reflect a reality in which armed forces have seen their resources dramatically reduced over recent decades and have come under the control of civilian governments. In reality the new role being played by the armed services has less to do with the growth in their political influence and more to do with the feeble efforts to modernize Latin America's civilian administrations. This failure has made them a key tool for civilian governments wanting to react to a crisis, whether a public health emergency or an epidemic of crime. Under these circumstances, it is essential that the region's governments strengthen the armed forces' oversight and control mechanisms in order to be able to use their resources to tackle what promise to be years characterized by instability and violence in the region.
The result of October 2 referendum on the agreement with FARC does not reflect Colombia’s rejection of peace, but rather, of an accord that many Colombians believed would bring neither peace nor justice. Colombians have long become... more
The result of October 2 referendum on the agreement with FARC does not reflect Colombia’s rejection of peace, but rather, of an accord that many Colombians believed would bring neither peace nor justice. Colombians have long become accustomed to the
breach between the erudite discourse of their leaders, and the realities of their daily lives. The rejected 297-page long accord was a good example of this contrast. Beyond the language used by the government to encourage acceptance of the agreement, a number of its provisions threatened to both worsen the security situation and exacerbate the difficulties of the Colombian economy.
Mirada fresca sobre un debate viejo y que renace a raíz del poscon✀icto. ¿Qué parte de la seguridad ciudadana corresponderá a la Policía? ¿Qué papel tendrán las Fuerzas Armadas? ¿Cuándo -y cómo- deberían actuar conjuntamente?
Durante las pasadas semanas, las negociaciones entre el gobierno colombiano y las FARC han estado dominadas por una lógica de carrera contra reloj. De acuerdo al compromiso alcanzado por el presidente Juan Manuel Santos y el líder de la... more
Durante las pasadas semanas, las negociaciones entre el gobierno colombiano y las FARC han estado dominadas por una lógica de carrera contra reloj. De acuerdo al compromiso alcanzado por el presidente Juan Manuel Santos y el líder de la guerrilla, Rodrigo Londoño Echeverri “Timochenko”, en su encuentro en La Habana el pasado septiembre, las conversaciones deberían estar concluidas el próximo 23 de marzo con lo que quedaría oficialmente cerrada la larga confrontación entre el Estado y la organización armada.Sin embargo, una nebulosa de ambigüedad envolvió rápidamente esta promesa. Las FARC no tardaron en poner entre interrogantes su voluntad de cumplir lo pactado a través de declaraciones como la realizada por el propio “Timochenko” que rechazó “presiones y plazos fatales”. De igual forma, el gobierno de Bogotá flexibilizó la fecha límite después de que el presidente Santos admitiese que un incumplimiento “no va a ser un factor de ruptura del proceso”. Así las cosas, declaraciones contradictorias de uno y otro lado han sembrado dudas sobre si habrá firma el 23 marzo y, en tal caso, qué será lo que se rubrique.
Durante los pasados años, Colombia experimentó una radical mejora de la situación de orden público que creó las condiciones para que el país diese un salto decisivo en términos de crecimiento económico y progreso social. Solamente para... more
Durante los pasados años, Colombia experimentó una radical mejora de la situación de orden público que creó las condiciones para que el país diese un salto decisivo en términos de crecimiento económico y progreso social. Solamente para mencionar algunos indicadores, la tasa de homicidios calló de 65,9 casos por cada 100.000 habitantes en 2002  a 27,8 en 2014. Entretanto, en el mismo periodo, el Producto Interior Bruto daba un salto espectacular desde los 97.933 millones de dólares hasta los 377.740  y el porcentaje de pobreza sobre el total de la población caía del 49,7% al 28,5%. Sin embargo, los motores que hicieron posible la mejora radical de la seguridad parecen estar perdiendo fuerza y, a menos que se corrija el rumbo, el país podría enfrentar una crisis capaz de poner en riesgo lo logrado en términos de estabilidad y prosperidad.
Con la economía a la baja y la legitimidad de las instituciones profundamente cuestionada, el deterioro del aparato de seguridad se vislumbra como el tercer ingrediente de un escenario que amenaza con desembocar en una crisis de orden... more
Con la economía a la baja y la legitimidad de las instituciones profundamente cuestionada, el deterioro del aparato de seguridad se vislumbra como el tercer ingrediente de un escenario que amenaza con desembocar en una crisis de orden público. En parte, el debilitamiento de las Fuerzas Militares y Policía Nacional es consecuencia directa de los graves problemas económicos y políticos que asedian al Estado. Así, el declive económico promete tener un impacto dramático sobre el presupuesto de defensa. La cuestión no es únicamente las crecientes restricciones en el volumen de recursos disponible sino además como se repartirán los recortes que se avecinan.
La caída del barril de petróleo venezolano por debajo de los 55 dólares ha asestado un golpe mortal a las decrepitas finanzas del Estado bolivariano. La esperanza en muchas capitales de dentro y fuera de la región es que este sea un... more
La caída del barril de petróleo venezolano por debajo de los 55 dólares ha asestado un golpe mortal a las decrepitas finanzas del Estado bolivariano. La esperanza en muchas capitales de dentro y fuera de la región es que este sea un “default” similar a otros sufridos por gobiernos latinoamericanos de todos los colores. Al fin y al cabo, en las pasadas décadas, las bancarrotas de Perú, Brasil y Argentina “solo” se tradujeron en un empobrecimiento generalizado de los sectores populares – otros hicieron fabulosos negocios – una espiral de protestas sociales y un cambio de gobierno más o menos traumático. Sin embargo, en los casos anteriores, los cimientos de las instituciones sobrevivieron y el fantasma de un desmoronamiento generalizado del Estado pudo ser conjurado. El problema es que la muerte del chavismo promete ser tan excepcional como ha sido la trayectoria del régimen que ha hundido Venezuela en el subdesarrollo político, económico y social.
Tres fallos sucesivos de este tribunal - el más reciente sobre la ubicación de estaciones de policía - son restricciones indebidas a la lucha antiterrorista. ¿Cumple el Consejo su papel a la hora de conciliar la protección de los... more
Tres fallos sucesivos de este tribunal - el más reciente sobre la ubicación de estaciones de policía - son restricciones indebidas a la lucha antiterrorista. ¿Cumple el Consejo su papel a la hora de conciliar la protección de los ciudadanos con los derechos particulares?
Por segunda vez en seis meses, el Presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, visita América Latina. Esta vez la ruta del mandatario de la República Islámica incluye Brasil para participar en la Conferencia de la ONU sobre Desarrollo... more
Por segunda vez en seis meses, el Presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, visita América Latina. Esta vez la ruta del mandatario de la República Islámica incluye Brasil para participar en la Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sostenible o “Río + 20″, Bolivia y Venezuela. Como en ocasiones anteriores, la agenda tiene dos caras, una oficial y otra real.
Hasta hace pocos días, cualquier analista latinoamericano que señalase al aumento de la presencia iraní en el Hemisferio como un riesgo para la seguridad regional habría provocado un número de cejas levantadas entre aquellos de sus... more
Hasta hace pocos días, cualquier analista latinoamericano que señalase al aumento de
la presencia iraní en el Hemisferio como un riesgo para la seguridad regional habría
provocado un número de cejas levantadas entre aquellos de sus colegas que
tradicionalmente han despreciado dichos planteamientos como pura “paranoia”. Sin
embargo, los términos de la discusión sobre las actividades de la República Islámica
en el continente cambiaron después del pasado 11 de octubre cuando el director del
FBI, Robert Mueller, y el Fiscal General de EE.UU., Eric Holder, anunciaron que
disponían de pruebas de la existencia de una conspiración impulsada desde Teherán
que incluía el uso de sicarios del cartel de los Zetas para asesinar al embajador saudí
en Washington. Semejante acusación – respaldadas por un informante de la DEA,
evidencia de transferencias de fondos iraníes a EE.UU., grabaciones de conversaciones
con Teherán y declaraciones del principal imputado– puso al descubierto hasta qué
punto el potencial desestabilizador de Irán ha sido subestimado por muchos
gobiernos latinoamericanos.
Próximamente se anunciará el nacimiento de una nueva agencia de inteligencia civil del Estado. Este artículo explica el para qué y el cómo de una buena inteligencia, propone como coordinar las distintas agencias, y precisa las funciones... more
Próximamente se anunciará el nacimiento de una nueva agencia de inteligencia civil del Estado. Este artículo explica el para qué y el cómo de una buena inteligencia, propone como coordinar las distintas agencias, y precisa las funciones que debe - y las que no debe- asumir la entidad que sustituya al DAS. Un texto necesario para el no especialista sobre una actividad pública... que sin embargo debe ser secreta.
El fallo de la Corte Suprema sobre el computador de Reyes y el del Consejo de Estado sobre la toma de Las Delicias limitan indebidamente el poder del gobierno para defender los derechos ciudadanos y son una expresión inaceptable del... more
El fallo de la Corte Suprema sobre el computador de Reyes y el del Consejo de Estado sobre la toma de Las Delicias limitan indebidamente el poder del gobierno para defender los derechos ciudadanos y son una expresión inaceptable del cogobierno de los jueces. Una explicación histórica y una crítica aguda del activismo judicial en Colombia, que sin duda causará controversia.
Entre los riesgos de la arbitrariedad y el inmovilismo, el Estado moderno necesita de un sistema efectivo de inteligencia. Colombia ha dado pasos importantes en esta dirección y el Proyecto de Ley supone un avance significativo en este... more
Entre los riesgos de la arbitrariedad y el inmovilismo, el Estado moderno necesita de un sistema efectivo de inteligencia. Colombia ha dado pasos importantes en esta dirección y el Proyecto de Ley supone un avance significativo en este sentido. Sin embargo, quedan retos pendientes como la decisión sobre el futuro del DAS, la formación del personal, la evaluación de resultados y la coordinación entre las distintas agencias.
Una semana antes de que el presidente Obama iniciase la gira latinoamericana que le llevaría a El Salvador, Brasil y Chile, la región recibió otra visita menos visible; pero llena de relevancia estratégica. Entre el 9 y el 13 de marzo, el... more
Una semana antes de que el presidente Obama iniciase la gira latinoamericana que le llevaría a El Salvador, Brasil y Chile, la región recibió otra visita menos visible; pero llena de relevancia estratégica. Entre el 9 y el 13 de marzo, el viceministro de Relaciones Exteriores iraní, Behrouz Kamalvandi, realizó una gira que incluyo Quito, Bogotá y La Paz. La coincidencia de fechas entre la actividad diplomática iraní y el viaje presidencial norteamericano sería meramente anecdótica si no fuese porque representa la última demostración de hasta qué punto la República Islámica apuesta por ganar influencia en América Latina. Como señaló en su momento el presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, “cuando los países occidentales estaban intentando aislar a Irán, fuimos al patio trasero de EE.UU”.
El año 2008 pasará a la historia de las FARC como un Annus Horribilis en el que no sólo perdieron tres miembros de la cúpula de la organización –Raúl Reyes, Iván Ríos y Manuel Marulanda– sino también vieron como la Fuerza Pública... more
El año 2008 pasará a la historia de las FARC como un Annus Horribilis en el que no sólo perdieron tres miembros de la cúpula de la organización –Raúl Reyes, Iván Ríos y Manuel Marulanda– sino también vieron como la Fuerza Pública rescataba un grupo de secuestrados que representaba uno de los activos de mayor valor político y estratégico en sus manos. Todo ellos mientras el número de miembros de la organización que abandonaban la guerrilla y se unían al programa de desmovilización del Gobierno continuaba creciendo. Pese a estos golpes, parece difícil que el nuevo liderazgo encabezado por Alfonso Cano opte por una salida negociada. Por el contrario, la guerrilla parece apostar por un cambio en su estrategia con dos rasgos básicos. De un lado, está renunciado a combatir abiertamente a la Fuerza Pública en el campo y parece apostar por convertir sus estructuras rurales en redes criminales orientadas a recolectar fondos destinados a sostener al grupo. Del otro, apuesta por incrementar su actividad en las zonas urbanas a través de ataques terroristas que hagan perder credibilidad pública al Estado y demuestren que se mantiene activa pese a los golpes recibidos.
After almost a decade of co-existence with the Bolivarian regime of President Hugo Chávez, it could be argued that an intellectual effort parallel to Kennan’s is long overdue if Colombia is to understand the international behavior of its... more
After almost a decade of co-existence with the Bolivarian regime of President Hugo Chávez, it could be argued that an intellectual effort parallel to Kennan’s is long overdue if Colombia is to understand the international behavior of its wealthiest and most important neighbor. This is not to suggest, of course, any similarity between Stalin’s Russia and Chávez’s Venezuela. Without a doubt, postwar Europe and 21st century Latin America are two very different scenarios. However, Kennan’s text illustrates how the emergence of a State that is determined to radically modify the international status quo requires new foreign policy strategies, based on a careful examination of the said state’s motivations and objectives.
While there have been advances in the dismantling of paramilitary networks and in the negotiation between the ELN and the government, the eyes of politicians and analysts have turned overwhelmingly towards the FARC as a key actor whose... more
While there have been advances in the dismantling of paramilitary networks and in the negotiation between the ELN and the government, the eyes of politicians and analysts have turned overwhelmingly towards the FARC as a key actor whose behavior will determine if the conflict dies out gradually, or is prolonged into the future. The uncertainty about the strategic situation of the guerrilla led by Manuel Marulanda has increased to the point where contradictory explanations about their capacity and intentions are proliferating. On the one hand, there are those who are certain that a peace process is inevitable considering the setbacks suffered by the organization. On the other hand, there are those who claim that the guerrilla remains practically intact, ready to continue their violent activities. Far from resolving these doubts, the recent communication from the Secretariat of the FARC that the organization has held a new Conference has increased the controversy. However, this meeting can provides some clues to explain the current state of this armed group.
El esfuerzo de seguridad desarrollado por el Estado colombiano en los pasados años ha generado una reducción sustancial de los niveles de violencia en el país. La mejora de los índices de seguridad ha sido fruto de dos procesos. Por un... more
El esfuerzo de seguridad desarrollado por el Estado colombiano en los pasados años ha generado una reducción sustancial de los niveles de violencia en el país. La mejora de los índices de seguridad ha sido fruto de dos procesos. Por un lado, el acuerdo de desmovilización alcanzado con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), materializado en la disolución de una serie de estructuras paramilitares que agrupaban a miles de combatientes. Por otra parte, la campaña militar contra las FARC que ha degradado la capacidad de combate de la organización insurgente y la ha forzado a refugiarse en las zonas más remotas del país. En cualquier caso, bajo la presión del Estado, paramilitares y guerrilla se han transformado, dando lugar a una nueva gama de amenazas que tendrán que ser confrontadas para alcanzar la completa pacificación del país. En el caso de las autodefensas, el vacío estratégico dejado por las AUC amenaza con ser llenado por nuevas bandas narco-paramilitares que tratan de hacerse con fragmentos sustanciales del negocio de la droga. Por lo que se refiere a las FARC, los insurgentes han optado por lanzar una campaña de desgaste, que combina acciones armadas y propaganda para quebrar la credibilidad política del gobierno y agotar sus recursos para la guerra. La política de seguridad de la segunda administración Uribe estará marcada por los esfuerzos para confrontar estos nuevos retos
Western nations, faced with an unprecedented growth in terrorist threats, have embarked upon security strategies in which the neutralisation of the top leaders of the groups responsible for violence is becoming paramount. This type of... more
Western nations, faced with an unprecedented growth in terrorist threats, have embarked upon security strategies in which the neutralisation of the top leaders of the groups responsible for violence is becoming paramount. This type of anti-leadership operation has been put forward as the quickest and least costly method to dismantle an insurgent organisation. However, a realistic analysis of the viability and efficiency of this type of action requires that three factors be taken into account. First, it is necessary to weigh up how knocking out an armed group’s leadership will affect its future behaviour. Secondly, it is vital that any attempt to target the leadership of an organisation should be preceded by actions by the security forces aimed at softening up the armed movement as a whole and making its leaders more vulnerable to attack. Finally, it is also necessary to analyse the structure of the terrorist organisation given that the impact of an attack on its leadership will vary, depending on whether the group has a centralised leadership structure or if it is more flexibly organised.